sábado, 18 de noviembre de 2017

Reflexión Moderna en Torno al Ser


Al inicio de la época moderna se da un movimiento cultural llamado el Renacimiento, el cual, además de ser un regreso a la literatura y al arte de la antigüedad, significó una nueva concepción del mundo y del hombre, impulsada por las obras de Nicolás Maquiavelo, Erasmo de Rotterdam, Martin Lutero, Rogerio Bacón y Renato Descartes. Así mismo contribuyeron las obras artísticas, en el campo de la plástica de Miguel Ángel y Leonardo Da Vinci. Este campo despertó una preocupación de los seres humanos por indagar sobre su lugar y su quehacer en el mundo. La  búsqueda de esta respuesta se hizo por una vía distinta, y en algunos casos en oposición al teocentrismo medieval. En este sentido, lo característico de esa nueva perspectiva fue la valoración de las capacidades humanas, su descubrimiento en el campo de la geografía y de las ciencias, particularmente las matemáticas, la física y la astronomía. También fueron significativas las aplicaciones de estas ciencias en el campo de navegación y en la exploración del mundo. En este contexto, la época moderna se caracterizó por la necesidad de explorar: se buscaban nuevos mundos, nuevos conocimientos de la naturaleza, nuevas rutas comerciales, nuevas concepciones del mundo y del universo. Por estas razones, fueron de gran utilidad los adelantos científicos, las teorías y los métodos desarrollados por los pensadores como Copérnico, Galileo, y Newton, con quienes se dio origen a la llamada época de la revolución científica. Es así como era necesario volver sobre la pregunta por el fundamento y por el sentido del ser, lo mismo que sobre su revaluación respecto al sentido y de la orientación que había adquirido en la época anterior. Por eso, las grandes corrientes de pensamiento ontológico van a encontrar en las obras de Descartes, de Kant y de los llamados idealistas alemanes, a sus más importantes representantes.

La sentencia imprescindible


 Pienso Luego Existo: Renato Descartes comienza su recorrido filosófico con base en la sospecha sobre la experiencia, de la cual duda que pueda ser una fuente adecuada para llegar al conocimiento verdadero. Así, la tarea que descubre es que antes de preguntar por el ser de la naturaleza y del hombre, se debe indagar por los límites del ser humano para alcanzar dicho saber. La pregunta que Descartes se plantea a continuación es: ¿Pueden la experiencia o la razón, suministrarnos las verdades que servirán de base al conocimiento de la naturaleza y del hombre? La pregunta implica la búsqueda de una vía, racional o empírica, que  permita al ser humano obtener un conocimiento verdadero. De esta forma, el filosofo francés propone la construcción de un método que garantice el hallazgo de verdades universalmente válidas, es decir que sirvan de base a todo tipo de conocimiento. Este método consiste en dudar sistemáticamente de todo para poder llegar a un conocimiento firme y seguro.


Los sentidos nos engañan


Descartes inicia dudando de los sentidos, porque considera que éstos nos engañan, pues nos  presentan cosas como verdaderas, pero luego nos damos cuenta que son falsas. Hace experimentos en los cuales, mientras para alguien una cosa se le presenta como bella, para otra persona es horrible, mientras que para alguien un alimento es sabroso, para otra  persona es desagradable. Así, somete a duda el cielo, el infierno, Dios, las verdades matemáticas y los conocimientos validos hasta su época. Al final se da cuenta que al poner en duda todo lo existente, había algo de lo que no podía dudar y era precisamente de que estaba dudando, y al dudar estaba pensando. Esta reflexión le permitió concluir que el he
cho de “pensar” es
una verdad firme y segura, puesto que de lo único que él  podía estar cierto es que se estaba dudando. Si lo único verdadero, el ser de nuestra existencia, es aquello que nos define, entonces el ser pensante: yo soy, dirá él, una cosa pensante. El pensar define que somos, porque existimos sólo por cuanto pensamos. Así, Descartes llegó a una verdad inquebrantable, piedra angular de su filosofía: cogito ergo sum, “pienso, luego existo”.

Pensar, verdadera realidad humana

Esta tesis, además de tener claras incidencias en su concepción epistemológica, se constituye igualmente en la base de su concepción sobre el hombre. Aquello que define al hombre es su capacidad para  pensar, para razonar. En este planteamiento, el cuerpo y demás dimensiones del hombre quedan relegados y privados de un lugar importante en su sistema filosófico. Después de haber sometido a la duda al mundo objetivo, Descartes se encuentra con que la verdadera realidad es el  pensamiento, pero éste se revela como algo que no está realmente vacío, puesto que descubre en él la existencia de verdades innatas irrefutables, como la propia verdad del  pensamiento. Por esta misma vía encuentra también las verdades matemáticas y de la idea de Dios como ser infinito y perfecto. El argumento que utiliza para demostrar la verdad universal de la existencia de Dios está en hacer notar la imposibilidad de nosotros, seres finitos, para construir una idea de infinito y de perfección. Dado que el hombre no pudo engendrar una idea de infinito, ésta tuvo que haber sido colocada por Dios en la razón humana.

Dios como ser y fundamento


  • La idea de Dios no es simplemente un contenido mental, pone en evidencia el hecho irrefutable de su existencia.
  • Dios no solo aparece como el fundamento de la razón y el conocimiento.
  • Dios como ser infinito y perfecto es la verdadera sustancia que genera el mundo.
  • Dios no necesita de otro para existir, Dios es la causa y la razón del acontecer del mundo.
  • La idea de substancia en Descartes no indica materialidad o exterioridad, sino, el ser espiritual, la racionalidad.
  • Dios es parte de una mente lógica que ha ordenado al mundo bajo principios matemáticos.
  • No se identifica con una visión panteista que lo identifica como una sustancia natural originaria del  mundo.
  • El ser se identifica con DIOS pero adquiere una dimensión importante mediante la racionalidad, a través de ella el ser humano participa del ser de Dios.
  • Descartes desplaza el alma y dicho lugar lo ocupa la razón.
  • Descartes inaugura la modernidad y padre del racionalismo moderno.





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